Los pensamientos y los sentimientos tienen una longitud y frecuencia de onda. Es decir, que pueden ser medidos y grabados, porque son ondas electromagnéticas. Tienen magnetismo y tienen energía.
Si medimos nuestros pensamientos en un electroencéfalograma podremos ver en un gráfico cuando ellos son densos y cuando son livianos.
Cuando son livianos, nos sentimos alegres y optimistas.
Cuando la frecuencia es baja, hay mayor densidad y no miramos la vida con optimismo, son pensamientos y sentimientos pesados.
Al tomar conciencia de esto, entendemos el porqué nos beneficia la meditación.
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